¡Guagua!

Dicen que la utopía...

Aunque nuestro idioma es muy rico, resulta asombroso cuántos significados y connotaciones diferentes puede tener una misma palabra.

El mejor ejemplo es el vocablo guagua. En el caribe hispano nombran así al ómnibus o autobús; en Filipinas a un municipio; en países andinos a los bebés; en México, los más pequeños llaman de esa forma a los canes.

Los colombianos conocen igualmente a un pequeño roedor de hábitos nocturnos y de apenas 70 centímetros, de carne suave y tierna, y sabor similar a la del cerdo, víctima además de la caza indiscriminada, lo que le ha convertido en un mamífero huidizo y muy difícil de avistar. “Similar a nuestros ómnibus urbanos”, comentaría alguien jocosamente.

Pero el tema de la guagua, más allá de sus diversas acepciones,  es algo muy serio. Quizás por ello he decido pedalear una que otra vez, para que las hermosas mañanas yumurinas no pierdan su encanto…

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